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Antecedentes de la Fundación del Instituto Nacional de Aprendizaje

Año 1974. Reunión INA-ICT: Proyecto Hotel-Escuela. De espaldas, de izquierda a derecha, don Danilo Jiménez Veiga, Presidente Ejecutivo del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA); don Manuel Ventura, Presidente de la Asociación Costarricense de Hoteles (ACHA); don Fernando Trejos Solorzano, Gerente Técnico del INA y don Carlos Lara Hine, Presidente Ejecutivo del Instituto Costarricense de Turismo. De frente, de derecha a izquierda, don Kurt Nathan, Gerente del Hotel Irazú; don Carlos Lizama Hernández, Consultor a cargo del Proyecto Hotel-Escuela y don Edgar Bailey McCloud, Encargado de la Sección de Comercio y Servicios del INA.

INTRODUCCION. El Instituto Nacional de Aprendizaje, el INA, se ha posicionado desde hace décadas como una de las Instituciones más apreciadas por los costarricenses. La razón es muy lógica: Son muchos centenares de miles de personas las que han sido formadas como técnicos en el INA y que han logrado obtener un trabajo digno, que les dé bienestar para sus familias. Y si hablamos de sus 49 años de existencia, pues tenemos más de cinco millones de egresados a lo largo de su historia.

Este 2015, el INA cumplirá 50 años de existencia, y esa fecha es tan cercana, que me motiva a adentrarme en algunos aspectos de los antecedentes que dieron origen a esta Benemérita Institución. La finalidad principal de esta investigación no es de carácter histórico formal, sino simplemente de identificar a las personas que en diversas etapas, previas a la fundación de la Institución, han jugado un rol importante en el desarrollo de la educación técnica en el país, desde los primeros pioneros a fines del S. XIX hasta los fundadores del INA.

Las fuentes utilizadas son secundarias, por medio de diferentes documentos ya publicados, pero que abordan hechos o situaciones en forma aislada, por lo que me he permitido ordenarlos cronológicamente, en la medida en que los he considerado pertinentes como antecedentes. En lo personal, me anima también la relación muy cercana que tuve desde que llegue a Costa Rica en el año 1974, con uno de los fundadores del INA, don Danilo Jiménez Veiga, con quien colabore en la creación de los primeros programas de la Institución en materia de formación profesional hotelera, gastronómica y turística.

1. Los primeros antecedentes de educación técnica en Costa Rica: Los Salesianos, pioneros de la educación técnica en el país.

Costa Rica es un país privilegiado, entre otras causas, porque desde los inicios de su vida republicana tuvo personas muy visionarias en materia de educación, tanto gobernantes como maestros y filántropos que se esforzaron por el desarrollo de la educación. En el caso de la educación técnica, el interés y preocupación se dio por primera vez a fines del S. XIX por parte de un grupo de ciudadanos ilustres y sobre todo muy generosos de Cartago.

La historia se inició en el año 1874, cuando el sacerdote Joaquín Alvarado Ruiz y su hermana Joaquina Alvarado Ruiz, se apersonaron a la Municipalidad de Cartago para ofrecer una donación de unos terrenos para que se construyera un Hospicio de Huérfanos. Casi cinco años después, en 1879, la Municipalidad acordó aceptar la donación, lo que concretó al año siguiente. Sin embargo, los recursos eran escasos y la obra avanzo lentamente, solo gracias al impulso y tenacidad del padre Alvarado.

En el año 1888, el sacerdote impuso como condición adicional a la donación, el que en el Hospicio “se enseñara a los huérfanos la doctrina cristiana y un oficio”. Esta condición se consideró el primer fundamento jurídico de la educación técnica en el país. En el año 1902, el trabajo del Padre Alvarado recibió un apoyo económico de gran importancia, de parte de la señora Dolores Jiménez Zamora, quien donó la fortuna que había heredado, de su hija Eleuteria Sancho Jiménez, fallecida muy prematuramente, lo que permitió completar la construcción del edificio. No obstante, a pesar de contar ya con el edificio, la idea de dar enseñanza técnica no era posible, ya que no existían en el país educadores expertos en la materia. Fue así, como don Francisco Jiménez Oreamuno se abocó en el año 1905 a gestionar en Italia el apoyo de la Congregación Salesiana de don Bosco, entonces reconocidos en Europa y en varios países de América como los mejores educadores técnicos.

El resultado fue exitoso, ya que dos años después, en agosto de 1907, llegaron los primeros sacerdotes italianos de la Congregación. Con notable eficiencia y mística, a los pocos meses, ya impartían los primeros cursos especializados de zapatería, sastrería, herrería, carpintería y prácticas agrícolas. Esta primera Escuela de Artes y Oficios, estuvo 52 años regentada por los Padres Salesianos, creciendo en tamaño, prestigio y calidad.

En la actualidad, es el benemérito Colegio COVAO de Cartago, que ostenta con orgullo el privilegio de ser la más antigua Institución de Educación Técnica del país.

2. Obra de Monseñor Víctor Manuel Sanabria: Los Colegios Vocacionales de Heredia y Desamparados.

En el año 1949, el Arzobispo de San José, don Víctor Manuel Sanabria, conocido como por ser uno de los impulsores de las Garantías Sociales de Costa Rica, siguiendo el ejemplo de los Salesianos en Cartago, encomendó al sacerdote Armando Alfaro, entonces Párroco de Heredia, la creación de una Escuela de Artes y Oficios en su cantón.

Esta escuela que empezó como un humilde taller, es en la actualidad el Colegio Técnico Vocacional de Heredia. El Padre Alfaro tuvo el concurso generoso de un grupo de entusiastas vecinos de la ciudad que lo apoyaron con los recursos necesarios, entre los que podemos mencionar, a los señores Rafael Sequeira (que los lideraba), Fernando Trejos, Miguel Arguello y Gonzalo Bogarin. Pocos años después, en 1952, otro sacerdote, el párroco de Desamparados, don Delio Arguedas, siguiendo el ejemplo de los heredianos, fundó una Escuela de Artes y Oficios, que en la actualidad es el prestigioso Colegio Vocacional de Desamparados que lleva el nombre de Monseñor Sanabria.

3. Ley Fundamental de Educación de 1957.

El 24 de Septiembre de 1957, se aprobó la Ley 2160, llamada la Ley Fundamental de Educación, que ordenó integralmente todo el sistema educativo formal del país. Esta Ley llevaba las firmas del Presidente José Figueres Ferrer y de su ministro de Educación, don Udalisdao Gámez Solano. Se incluyó en sus artículos 17 y 18, la Educación Técnica como un subsistema especializado del Sistema Educacional Costarricense. A partir de ella, se crearon y desarrollaron los Liceos o Colegios Técnico Vocacionales o Profesionales, como parte del sistema formal educativo del país. Entre los primeros que se incorporaron, estuvieron varios de los fundados previamente por la Congregación Salesiana y la Iglesia Católica, como los de Cartago, Heredia y Desamparados. En la actualidad, el Ministerio de Educación, en su Dirección de Enseñanza Técnica, tiene a su cargo un total de 115 de estos establecimientos.

4. Influencia externa.

Lo que ocurría en esos años en Costa Rica, en las décadas de los 40s, 50s y 60s del siglo pasado, no era un fenómeno aislado del resto del mundo, y sobre todo de la región latinoamericana. En varios países de Sudamérica la preocupación por desarrollar la Educación Técnica era también una aspiración importante. Fue así como surgieron instituciones de enseñanza técnica en casi todo el continente. Entre ellas, hubo algunas que llamaron mayormente la atención, por su originalidad y sobre todo porque se enfocaron directamente a la formación técnica de los trabajadores, independientemente de su grado de escolaridad o de formar parte del sistema educativo formal. Se trataba de formación o capacitación para el trabajo.

Entre las que más influyeron en la creación posterior de Instituciones como el INA están: Brasil, año 1942, fundación del Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (SENATI); Uruguay, año 1942, creación de la Universidad del Trabajo de Uruguay (UTU); Brasil, año 1946, instauración del Servicio Nacional de Aprendizaje Comercial (SENAC); Colombia, año 1957, creación del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).

5. Creación de la Oficina de Capacitación Social y de Aprendizaje (OCSA) del Ministerio del Trabajo.

En el año 1955, siendo Presidente de la República, don José Figueres Ferrer, y Ministro del Trabajo, don Otto Fallas, se aprobó la Ley Orgánica del Ministerio del Trabajo. En esa Ley se incluyó un Capítulo especial en el que se creaba la llamada Oficina de Capacitación Social y de Adiestramiento del Ministerio del Trabajo, que empezó a darse a conocer como la OCSA.

Por Capacitación Social, se entendía divulgar entre patrones y trabajadores la legislación laboral y social vigente, conocida como las Garantías Sociales. Esas garantías venían desde el gobierno del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, y habían sido ratificadas en la nueva Constitución Política del año 1949.

Por Aprendizaje, se entendía la formación técnica propiamente para el trabajo de empleados, obreros y campesinos. Sin embargo, a pesar de estar aprobada la Ley, la OCSA no inicio su labor inmediatamente, posiblemente por razones de carencia de presupuesto. El inicio de sus labores se dio en el año 1960, durante el gobierno de don Mario Echandi, impulsado por el ministro del Trabajo, don Franklin Solórzano Salas, y don Manuel María Granados Quirós, quien fungía como Jefe de la OCSA.

Don Manuel María era un funcionario de carrera del Ministerio del Trabajo que asumió la Jefatura de la OCSA con admirable dedicación y determinación, iniciando cursos de capacitación dirigidos a trabajadores y patrones, sobre los temas establecidos por la Ley, en materia de divulgación de las Garantías Sociales y de aprendizaje técnico. No obstante, el desarrollo de la OCSA fue limitado, a pesar de la gran mística de sus primeros funcionarios. Nunca tuvo recursos suficientes, al ser solo una dependencia del Ministerio del Trabajo cuyos presupuestos anuales eran tradicionalmente escasos.

6. Cooperación Internacional: OIT-CINTERFOR.

Las experiencias de Brasil, Uruguay y Colombia generaron admiración y expectativa en todos los demás países del continente, que buscaban desarrollar instituciones de capacitación técnica y profesional. Para darle un contenido y forma que pudiera ser transmitida con rigor profesional se buscó el apoyo de un Organismo Internacional que pudiera canalizar adecuadamente el diseño de un modelo aplicable en todo el continente. Este organismo fue la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que tenía la capacidad técnica y el prestigio suficiente para abordar ese reto.

En América Latina, la OIT tenía una Oficina Regional con sede en Lima. Fue así como los gobiernos latinoamericanos, miembros de la Organización, aprovecharon la “VII Conferencia Internacional de Estados Miembros de la OIT”, efectuada en el año 1961, en Buenos Aires, para acordar la creación de una Unidad especializada en dar apoyo a los países latinoamericanos en el desarrollo institucional y metodológico de la formación profesional. Este es el origen del Centro Interamericano de Formación Profesional (CINTERFOR), que inicio sus labores en el año 1963, desde su sede de Montevideo, Uruguay.

Desde sus inicios, la OIT y CINTERFOR han desempeñado un rol fundamental asesorando en la creación de Instituciones especializadas en todo el continente y, sobre todo en el plano técnico desarrollando metodologías de enseñanza, compartiendo y divulgando buenas prácticas e innovaciones. Un elemento muy importante, ha sido el de transmitir a las Instituciones creadas en cada país, el modelo de gobierno de la OIT, en el cual se da una estructura superior tripartita, de gobiernos, empresarios y trabajadores.

Este modelo tripartito, que caracteriza a la OIT, responde a una filosofía respecto de las relaciones empresariales-laborales en la que se busca una relación de armonía, solidaridad y cooperación, en lugar de enfrentamiento y lucha de clases. Para Costa Rica, fue muy valioso que durante todos esos años el Director Regional de la OIT y de CINTERFOR fuera un destacado experto costarricense, Don Danilo Jiménez Veiga.

7. Proyecto de creación INA.

En el año 1962, asumió la Presidencia de la República, don Francisco José Orlich Bolmarcich, quien designo como ministro del Trabajo, a don Alfonso Carro Zúñiga, un destacado jurista experto en derecho laboral. Don Alfonso valoró positivamente la labor que habían venido haciendo los funcionarios de la OCSA, pero comprendió que ese esfuerzo era insuficiente para las necesidades del país y que se requería de una institucionalidad moderna y dotada de los recursos necesarios. Para ello, solicitó el apoyo de la OIT, por medio de su Director General en Ginebra, don Francis Blanchard y del Director Regional para Latinoamérica en Perú, don Danilo Jiménez. Esta solicitud de apoyo fue muy oportuna, por cuanto en esos mismos años, la OIT, estaba desarrollando a nivel mundial un programa de trabajo estratégico para ello, plenamente coincidente con los deseos del gobierno de Costa Rica.

El apoyo se dio poniendo a disposición del ministro Carro Zúñiga y de sus colaboradores una amplia asistencia técnica mediante información sobre experiencias similares en diferentes regiones del mundo, como Europa, Norteamérica, Sudamérica e Israel. Se obtuvieron becas de investigación in situ para que los colaboradores más directos del ministro, como el padre Armando Alfaro, don Manuel Maria Granados y don Gonzalo Lizano, visitarán Estados Unidos, España, y el SENA de Colombia, para conocer en detalle esas experiencias. Un experto Israelí vino al país a compartir sus experiencias y conocimientos. Desde Lima, don Danilo Jiménez, se mantenía en continuo contacto con el ministro Carro Zúñiga siguiendo el desarrollo de las diferentes etapas del proyecto. Ya a inicios del año 1964, se había logrado obtener toda la información necesaria para elaborar el proyecto, tarea que don Alfonso Carro le encomendó al propio Jefe de la OCSA, don Manuel María Granados, quien la compartió con su compañero y colaborador más directo en la OCSA, don Gonzalo Lizano Vindas.

En el mes de junio del año 1964, don Gonzalo Lizano hizo entrega formal a don Manuel María Granados del Documento de 24 páginas llamado “ESTABLECIMIENTO DE UN INSTITUTO NACIONAL DE APRENDIZAJE”. Este documento, en sus dos primeros capítulos, sintetiza toda la información obtenida, tanto a nivel internacional como mediante encuestas y datos estadísticos nacionales, para determinar los objetivos que debería tener la nueva la institución que se quería proponer, así como sus programas de trabajo y la estructura organizativa.

En el capítulo 3 se incluyó un proyecto de Ley, las fuentes de financiación y el organigrama institucional. El Documento, que en realidad fue el estudio de factibilidad, fue revisado en detalle por el ministro, quien dada su calidad de jurista, le hizo cambios importantes a la parte del Proyecto de Ley para que quedará listo para ser presentado al presidente de la República, quien le dio su aprobación inmediata.

Con la autorización del presidente, el Ministro Carro envió el Proyecto a la Asamblea Legislativa el 10 de noviembre de 1964. Dos meses después, el 7 de enero de 1965, el ministro concurrió a la Asamblea Legislativa para explicarle a los Diputados los fundamentos y fines previstos con el proyecto, sus antecedentes, los estudios hechos tanto en el país como los obtenidos mediante la cooperación internacional, el carácter autónomo y el financiamiento que debía tener la nueva institución, todo lo cual lo hizo con dominio pleno del tema. y con el rigor jurídico de sobria elocuencia que lo caracterizaba.

8. Aprobación de la Ley 3506 de creación del INA.

Gracias al liderazgo del ministro Carro Zúñiga, al apoyo del presidente de la República, don Francisco J. Orlich, “don Chico”, como cariñosamente se le llamaba, la Cooperación Internacional coordinada desde Lima por el Director Regional de la OIT, don Danilo Jiménez, y la dedicación y mística del equipo de funcionarios de la OCSA, del Ministerio del Trabajo, fue muy bien recibido por el país, por la Asamblea Legislativa y los medios de comunicación, la creación de esta nueva institución pública, que actualmente es orgullo de los costarricenses. En la biografía del presidente Orlich, se menciona como la obra más importante de su gobierno, la creación del INA, precisamente.

Cabe destacar que la redacción impecable, desde el punto de vista jurídico y de buen uso del lenguaje, que don Alfonso Carro le dio al Proyecto de Ley, jugó un rol determinante para que este fuera aprobado en un término de tiempo muy breve, convirtiéndose en Ley de la República con el número 3506 del 21 de mayo de 1965 y publicada en la Gaceta dos días después. La Ley tiene las firmas del entonces presidente de la Asamblea Legislativa, don Rafael Paris Steffens, del Primer Secretario, don Rafael Benavides R. , padre del actual Secretario Técnico de la Junta Directiva del INA, don Bernardo Benavides, y del Segundo Secretario, don Edwin Muñoz Mora. El refrendo de “Publíquese y ejecute” en la Gaceta tiene las del presidente de la República, don Francisco J. Orlich, y del ministro del Trabajo, don Alfonso Carro.

9. Primera Junta Directiva y primeros funcionarios.

Solo dos meses después de publicada la Ley, el 19 de julio de 1965, inicio sus labores la primera Junta Directiva del INA, la que estuvo integrada por: Dr. Alfonso Carro Zúñiga, Presidente; Claudio Alpizar Vargas, Vicepresidente; Rodolfo Silva Vargas, Director; Joaquín Fernández Robles, Director; Mariano Ramírez Arias, Director; y Danilo Ugalde Ruiz, Director. Como Secretario fungió don José Francisco Pacheco.

El mayor deseo del presidente Orlich, del ministro Carro y de la Junta Directiva era que esta nueva Institución, en la que tenían cifradas grandes esperanzas para el progreso social y económico del país, fuese dirigida, desde sus inicios, por don Danilo Jimenez Veiga, a quien entonces se le consideraba, no solo un gran experto en asuntos del Trabajo, sino que el padrino de la formación profesional en el continente.

Lamentablemente, ese anhelado nombramiento no fue posible, porque don Danilo desde su posición de Director Regional de la OIT tenia grandes responsabilidades que no podía abandonar a medio camino, como la creación y puesta en funcionamiento del CINTERFOR, cuya sede estaba en Uruguay y estaba también colaborando con varios países en la creación de Instituciones similares al INA de Costa Rica. Por eso, aunque en el Acta de la primera sesión de la Junta Directiva se consigna un Acuerdo, por el que se nombra a don Danilo como el primer Director Ejecutivo, dándole un plazo de tres meses para asumir el cargo, en la práctica era evidente que ello no iba a ser posible. Ante esta circunstancia, el ministro Carro tomó la acertada decisión de proponer a la Junta Directiva como primer Director Ejecutivo a.i. del INA a don Manuel Maria Granados Quirós, como un merecido reconocimiento al funcionario del Ministerio del Trabajo, que había sido su brazo derecho ejecutor del proyecto desde su gestación.

De esta manera, don Manuel María fue el primer funcionario del INA, y en forma inmediata incorporó a los funcionarios del Ministerio del Trabajo que laboraban junto a él en la OCSA. Estos funcionarios fueron don Gonzalo Lizano, Pamelis Castro, María Rosa Barquero, Álvaro Lizano, José Antonio Calvo Chanto y Eduardo Rodríguez. Este traslado de los funcionarios se dio con fundamento en el artículo Transitorio V de la misma Ley 3506, lo que permite determinar con certeza, que la antigua OCSA del Ministerio del Trabajo es el antecedente institucional más inmediato a la creación del INA.

Hasta aquí llegamos con este rápido vistazo a los antecedentes relativos a la creación del INA, con énfasis en identificar y destacar el mérito y recuerdo de las personas, que en diferentes épocas han contribuido a desarrollar las enseñanzas técnicas en el país.

Miembro de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), Período 2010-2018. Investigación elaborada en junio del año 2014 como colaboración al Programa de Celebración del 50 Aniversario del INA 1965-2015.

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2 comentarios

  1. Marco Tulio Jinesta Segura.

    En Octubre de 1960 a la edad de 18 años 45 estudiantes empezamos a estudiar en el Vocacional Monseñor Sanabria tres noches por semana y durante el día trabajábamos en el MOPT, como aprendices y teníamos un salario de ₡0.50 por hora. Pero aprendí un oficio el cual me llevó a USA donde pude educar a mis seis hijos los cuales son profesionales , y después de 40 años de vivir en USA regrese a mi bella C R. y me siento orgulloso que gracias a Don Manuel Maria Granados pude labrarme un futuro y haber formado parte como conejillo de Indias para la creación del INA

    • CARLOS LIZAMA HERNANDEZ

      Don Marco Tulio, me da mucha alegria saber de su admirable vida profesional y familiar, de sus logros en USA, gracias a sus estudios en el Vocacional Monseñor Sanabria y en el INA. Igualmente por el reconocimiento que usted testimonia sobre ese gran primer gerente del INA don Manuel Maria Granados.

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Editado por Mauricio Lizama Oliger