El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) inició un programa de creación de oficinas regionales en las zonas de mayor concentración de atractivos y oferta de servicios turísticos del país. Estos despachos funcionarán como unidades desconcentradas administrativamente, pero con facultades, funciones y responsabilidades delegadas por la administración central del ICT para actuar, tramitar, y en algunos casos, resolver, manteniéndose, jerárquicamente y presupuestalmente, como órganos subordinados a la alta dirección del Instituto.
Se trata de una decisión muy oportuna y acorde con la madurez y crecimiento que el sector turismo ha alcanzado en las regiones fuera del Valle Central. Hace tan solo unos 25 años, el 70% de la oferta hotelera de Costa Rica estaba en el Gran Área Metropolitana y el resto se distribuía fuera de ella. Las estadísticas más recientes, nos señalan que la situación actual es exactamente la contraria, ya que los nuevos desarrollos turísticos y hoteleros se localizan en las zonas periféricas, principalmente las costeras y las cercanas a parques nacionales, volcanes, lagos y otros atractivos naturales.
También, los indicadores de demanda muestran un comportamiento similar, en el sentido de que los turistas extranjeros que nos visitan se movilizan por casi todo el territorio nacional. Datos aportados por CANATUR, indican que 311.000 turistas visitaron el año anterior el Caribe, 624.000 el Pacífico y 602.000 las Llanuras del Norte.
Estas oficinas regionales facilitarían que la gran cantidad de empresarios turísticos que residen en esas zonas, no tengan que venir hasta San José para realizar trámites ante el ICT, ya que serán efectuados en lugares cercanos a sus negocios. Igualmente, el Plan Nacional de Desarrollo Turístico y los Planes Regionales derivados, podrán contar en cada una de ellas con funcionarios de buen perfil académico que impulsarán la ejecución de esos planes en coordinación con las instituciones regionales, las comunidades y las fuerzas vivas organizadas.
No obstante, un estudio sobre las experiencias de desconcentración de funciones en otros países, señala algunos riesgos que pueden atentar contra el éxito de esta iniciativa. Uno de ellos es la falta de recursos presupuestales; la investigación indica que muchas de estas gestiones fracasan porque, pasado el entusiasmo de los primeros meses o años, los recursos necesarios para su operación, girados por la administración central, empiezan a disminuir.
El otro factor tiene que ver con el carácter jerárquicamente dependiente que tienen, lo que podría limitar mucho la eficiencia de su labor, si todas las materias que deben conocer solo pueden ser resueltas en la sede de la institución. En ese sentido, hay que evitar el peligro de convertirse en solo “buzón de trámites”; para ello, los mecanismos de delegación deben ser efectivos, de manera que los usuarios de los servicios reciban los beneficios de la desconcentración. Conozco dependencias gubernamentales de otros sectores en las que sus jefes de oficinas regionales carecen de facultades hasta para comprar papel higiénico en su localidad.
Como esta es una iniciativa nueva, solo nos queda desearle mucho éxito y que se nutra de las mejores experiencias en beneficio de los turistas que nos visitan y de las empresas que brindan los servicios en cada región.
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